Diagnosticada con cáncer de ovario seroso en etapa avanzada hace un año, parecía que no podía escapar de la espiral de malas noticias.
Este tipo de cáncer, que es una de las formas más agresivas de cáncer de ovario, se caracteriza por tumores que contienen un líquido llamado seroso. Suele ser muy resistente a los tratamientos, y Patricia lo había experimentado de primera mano.
La cirugía inicial para extirpar los tumores y los ovarios fue solo el comienzo de su batalla. Vino después la quimioterapia con carboplatino y paclitaxel, un régimen bastante estándar pero brutal.
Cada sesión la dejaba nauseada, débil, y la sensación de agotamiento era tan abrumadora que apenas podía salir de la cama algunos días. La radioterapia tampoco fue mejor; aunque estaba dirigida a un área específica, sentía que su cuerpo entero había sido arrojado a un horno.
Seis meses de este ciclo parecieron una eternidad, pero Patricia lo soportó con la esperanza de que el tratamiento funcionara.
Lamentablemente, el cáncer era más astuto. En su chequeo de seguimiento, el Dr. Martínez, su oncólogo, le informó con pesar que los tumores habían vuelto a aparecer.
El doctor la introdujo entonces a una estrategia adicional: Graviola Prozono. “Los tratamientos que has estado recibiendo son como intentar atrapar un pez escurridizo con un colador”.
Capturas algunos, pero otros se escapan. Graviola Prozono funciona de manera diferente; piénsalo como congelar todo el estanque para que el pez no tenga dónde nadar”.
Algo en su interior le decía que tenía que probarlo. Empezó a tomar Graviola Prozono junto con sus tratamientos convencionales. Al principio no notó mucha diferencia, pero después de un mes, algo cambió.
Comenzó a sentirse más fuerte, los efectos secundarios de los otros tratamientos se mitigaron, y, lo más importante, sintió como si finalmente tuviera un control sobre su vida.
En su siguiente revisión, el escáner mostró que los tumores habían dejado de crecer. Era como si el cáncer estuviera finalmente en un punto muerto, atrapado por la nueva estrategia.
Patricia no podía evitar llorar de alivio.
“Espero que ahora entiendas la importancia de cortar el suministro de ‘alimento’ a las células cancerosas a través de la angiogénesis“, dijo el Dr. Martínez, compartiendo su alegría.